Cómo planear un año de aprendizaje en el hogar

Uno de los retos a los que nos enfrentamos cuando educamos en el hogar es la organización. Dada la libertad que tenemos en México en cuanto a la educación en casa, fácilmente podemos caer en un extremo: seguir de manera rígida el calendario oficial escolar, o ir hacia el otro lado y decidir que no voy a seguir ninguna planeación.

Como todo lo que hacemos, es importante acudir a la palabra de Dios para conocer lo que El tiene que decir al respecto:

 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.  Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. Efesios 5:15-17

En Efesios somos exhortados a aprovechar bien el tiempo, con diligencia, y entendiendo cuál es la voluntad del Señor, así que lo primero que necesitamos hacer, es orar a Dios pidiendo su dirección y ayuda al comenzar a planear. El tiene un propósito específico para cada uno de nuestros hijos y es importante que busquemos conocer estos propósitos para ser más eficientes en la instrucción que damos a nuestros hijos.

En Proverbios vemos muchas reflexiones sobre la relación entre la negligencia y la pobreza. Debemos ser sabios y enseñar a nuestros hijos a usar de la mejor manera el tiempo que Dios les dé en esta tierra.

Planeando con un calendario diferente

Hay familias que utilizan el calendario escolar oficial, y está muy bien si eso les funciona, sin embargo, ya que tenemos la posibilidad de acomodar nuestros días de trabajo de acuerdo al resto de nuestra vida, no quiero dejar pasar esta oportunidad.

Quiero compartir la forma en que hemos estado trabajando desde hace unos 4 años y que nos ha funcionado de maravilla. Le llaman “Semana sabática” y puedes leer un poco más sobre esta idea aquí.

Para planear mi año, comienzo por imprimir un calendario (puedes descargarlo en este otro sitio, solo baja en la página, es la décima imagen hacia abajo, hay dos modelos, yo elegí el Tropical Breeze, además hay muchos otros formatos que puedes descargar si te sirven).

Imprimo dos copias: una es para hacer mi borrador de la planeación y el otro es el “definitivo”, así entre comillas, porque siempre hay cambios, y dicho sea de paso, nos conviene aprender a ser flexibles para evitar frustraciones o incluso darnos por vencidos pensando que no estamos logrando nada.

Comienzo por marcar la fecha de inicio de los trabajos formales de aprendizaje de mis hijos, podría llamarle “escuela en casa”, pero no me gusta usar el término escuela, ya que la forma en que aprenden nuestros niños en casa es realmente muy distinta. Esa fecha de inicio ha sido distinta dependiendo de factores como la llegada de un nuevo bebé o algún retraso en el envío o compra del material, pero procuro que sea a mediados de verano o inicios de otoño.

Lo siguiente es marcar los días que ya sabemos que siempre tomamos libres: la semana de fin de año, Semana Santa, algunos otros días que tengamos o hagamos visitas familiares, etc. Los días festivos “oficiales” no necesariamente son asueto para nosotros, solo si vamos a hacer uso de ese día para algo de provecho como recibir visitas el 15 de septiembre o algo similar.

Después marcamos los días en que tenemos compromisos y/o eventos: asistencia o participación en alguna conferencia, eventos o presentaciones de los niños, eventos de nuestra iglesia, etc.

Finalmente de los días que quedan, voy enumerando las semanas de modo que queden 5 o 6 de trabajo y una de descanso, hasta completar 36 semanas de trabajo. Un ciclo escolar normal es de 180 días, entre 34-36 semanas.

Siempre considero un par de semanas más porque mi calendario es solo una GUÍA. No faltan los días en que alguien enferma, o hay que salir o tomar tiempo para hacer alguna otra cosa, atender alguna emergencia, etc. y de esta forma podemos estar tranquilos sabiendo que consideramos tiempo para ello.

Ya que tengo mi borrador, hago los ajustes que sean necesarios, reviso las fechas con mi esposo por si hubiera alguna actividad que no consideré, etc. Una vez terminado, paso esa información a mi calendario definitivo, utilizando algún código sencillo de colores y sombreados: encierro en un círculo amarillo la fecha de inicio y fin del ciclo, relleno con naranja las semanas de descanso, encierro en rosa los días en que tenemos compromisos, escribo con azul un pequeño número al inicio de cada semana de trabajo.

Este calendario lo pego en el manual que uso a lo largo del ciclo, de modo que cada día puedo checar cómo vamos, y si hay algún cambio, puedo marcarlo y hacer los ajustes necesarios.

¿Qué beneficios hemos visto haciendo esta planeación?

• Me permite tener una visión completa y saber en dónde estamos respecto a nuestro avance.
• Me ayuda a mantenerme constante en el trabajo con los niños. Es muy fácil para mí distraerme con otras cosas que son “muy importantes” y dejar pasar un día y luego dos, y sin darme cuenta, uno o dos días cada cierto tiempo van sumando semanas al final del año. Si quiero que mis hijos aprendan a ser diligentes, debo dar el mejor ejemplo.
• Puedo organizar el tiempo para hacer muchas cosas sin que estas actividades adicionales “roben” tiempo de trabajo de los niños. El año pasado asistimos a 4 conferencias en distintas ciudades de nuestro país, visitamos varias veces a nuestra familia que vive a 1000 Km. de nosotros, los niños participaron en varios eventos en la iglesia y con la orquesta de nuestra ciudad, y algunas cosas más, y todo estaba considerado con anticipación en nuestro calendario.
• Tener días de descanso programados a lo largo del año nos ayuda a renovar fuerzas. Quizá soy yo quien más lo ha necesitado. Antes llegaba a sentirme muy cansada y a veces abrumada al paso de los meses, y el tomar descansos periódicos me ha ayudado muchísimo a sentir más ligera la carga.
• Las semanas de descanso podemos aprovecharlas para hacer otras actividades: plantar y/o podar árboles, hacer limpieza profunda en alguna zona de la casa, llevar a cabo proyectos personales que se quedan pendientes por falta de tiempo.
• Cuando nació mi bebé, pude tomarme un poco más del tiempo que tenía planeado, sin perder de vista la meta. Tuve que hacer ajustes importantes, como terminar el ciclo anterior hasta octubre del año pasado e iniciar de nuevo en noviembre, pero ya es julio y otra vez estamos “a tiempo”.

No quisiera dejar de enfatizar que es solo una guía. Creo que es muy importante ser flexibles, sabiendo que los días y la vida no son nuestros, sino de nuestro Creador, así que seamos buenos mayordomos de este recurso llamado tiempo, que es un don de Dios.

^¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Santiago 4:13-15